El Ñandutí, palabra en guaraní con el que las tejedoras llamaban a su trabajo de encaje, que traducida al español es "Tela de araña". Es un encaje hecho con agujas tejido sobre bastidores de tela, puesta en cuadros de madera, bordando con diferentes motivos en hilo blanco o colores variados. 

Se realizan detalles para vestimentas, ornamentos religiosos, sombreros, abanicos, todo tipo de artículos ornamentales. Es el símbolo de la ciudad de Itauguá, y es considerada como la reina de toda la artesanía de la República del Paraguay


ORÍGENES

Para algunos,  esta maravilla hecha a mano, es una encrucijada cultural,  ya que se tienen dos versiones de su inicios: la histórica y la leyenda. Les dejamos una breve lectura de ambas pero no por eso menos interesante. 


La Histórica

Según la historia,  en varios escritos y crónicas, tiene su origen en la época de colonización y conquista. Aunque no consta con el nombre de Ñanduti como tal,  nos da una idea de su nacimiento. Más o menos sobre el siglo XVI Y XVII, Ruiz Díaz de Guzmán, habla en sus crónicas sobre la destreza de la mujer paraguaya en labores de aguja. Tiempo después se conocería más de estas destrezas con el ao po'i,  encaje ju, crochet, encaje de bolillo del cual saldria con la destreza e imaginación de la mujer paraguaya: el Ñanduti

Más adelante,  en algunos escritos del Padre Sanchez Labrador, en unos de sus viajes a Asunción, describió que pudo ver como mujeres españolas, de las Islas de Canarias (Tenerife), enseñaban a las mujeres paraguayas el arte del encaje de bolillo. Este fue el indicio del comienzo de este arte, y decimos comienzo ya que las mujeres paraguayas de esa época fueron adaptando el encaje a los materiales que tenían y a su propia inspiración haciendo que naciera uno propio. Este era parecido pero diferente a la vez (algunos le llaman primos), tanto asi que hoy en dia existen mas de 70 dechados diferentes ya que todo depende de la inspiración del artesana/o para inventar nuevos puntos y dibujos.  Asi que se puede decir con certeza que el ñanduti ha ido evolucionando con cada nueva generación llegando a tener su identidad propia.  


La leyenda  

Cuenta la leyenda que vivio en tierra guaraní una dama muy bella y amable llamada Samimbi. Dos bravos jovenes guerreros guaraníes,  luchaban por su amor, uno se llamaba Yasyñemoñare (hijo de la luna) y el otro Ñanduguazú (ñandu).

Una noche Yasyñemoñare suplicaba a Tupã (Dios) que lo ayude a conquistar el amor de Samimbí. Vio un enorme árbol en medio de la selva, una especie de encaje de color plateado, era perfecto y con el resplandor de la luna se hacía aún más bello,  asi que trepó al árbol para bajarlo y regalárselo a su Samimbi.

En ese momento Ñanduguazú también lo vio y vio que Yasyñemoñare iba a por ese tejido tan hermoso y se puso furioso por los celos al saber que su enemigo lo conseguiría antes que él. Sin pensarlo dos veces, le disparó una flecha. Yasyñemoñare cayó muriendo en el acto, inmediatamente Ñanduguazú trepó al árbol pero cuando quiso tomarlo sólo quedó en sus dedos el tejido que se desgarró al instante, comprobando que se trataba de una tela de araña.

El remordimiento persiguió por varios meses a Ñanduguazú,  su madre insistió y logró sacarle el terrible secreto. La mujer dijo a su hijo que la llevase hasta el árbol y cuando llegaron hasta el lugar, vieron con sorpresa que en ese mismo sitio se encontraba un tejido igual al anterior.

La mujer anciana queriendo consolar a su hijo, que desde la muerte de Yasyñemoñare quedo desolado por el terrible error, se puso a estudiar con mucha atención la ida y venida de las arañas logrando aquel encaje con perfeccion. Habiéndose familiarizado con estos,  tomó sus agujas de tejer y como hilo las hebras blancas de sus cabellos con los que empezó a copiar el patrón que las arañas dibujaban logrando reproducir aquel delicado y singular tejido.